viernes, 24 de septiembre de 2010

Los Ríos

Se atribuye al Océano un carácter cosmogénico que proviene de la idea bastante común de la fecundidad de las aguas fluviales. Idea lógica y perfecta.
Entre los antiguos griegos existía una gran veneración por los Ríos y nadie dejaba de hacerles tributos y sacrificios antes de emprender viajes por mar.
Ahora bien: el culto de los ríos fecundadores de la tierra es antiquísimo y logró inspirar a los hombres la noción de un ser supremo o dios creador.
Los ríos son hijos del Océano y también lo son de Zeus, puesto que las aguas caen del cielo.
Los Ríos eran considerados como padres de familia y como los primitivos reyes de la tierra.
Aunque todos los ríos de Grecia eran considerados divinos, únicamente los de gran caudal eran objeto de culto.
El Aqueles, que fué padre de las Sirenas.
El Asopos, que fué rey en Platea y que enamorado Júpiter de una de sus hijas, llamada Egina, convirtió al padre en río para librarse de su oposición.
El Inaco, hijo de Océano y Tetis, dios considerado como tronco de la raza angélica.
El Alfeo, que habiendo dado muerte a su hermano, llamado Cercafo, en forma involuntaria, precipitóse desesperadamente a las aguas del Nictimo, el cual desde entonces de llamó Alfeo.
El Ilisos, cuya imagen esculpió el gran Fidias en el frontispicio occidental del Partenón.
El Cefiso, dios río que se unió a la ninfa Liniope y fué padre de Narciso.
También en Asia Menor estuvo extendido el culto de los ríos, lo demuestra la devoción por sus ríos que eran:
El Caico de Misia, el Hermas de Licia, el Caistro, el Meandro, el Sangarios.
En las leyendas y tradiciones asiáticas estos ríos asumieron un rol preponderante, poniendo así de manifiesto el sentido religioso y mítico que inspiraban estos ríos a los habitantes de aquellas comarcas.
En la época de Homero, los troyanos ofrecían al dios Escamandro caballos y toros que arrojaban al agua sin matarlos antes.
Neptuno había conferido a los ríos su poder, por eso se los adoraba en forma tan jubilosa.
Cada río tenía su atributo característico, ya histórico o escogido entre los animales que frecuentaban sus riberas o los peces que vivían en él.
Entre las estatuas de los ríos que de la antiguedad se conservan, podemos mencionar la del Nilo, hallada en Roma a fines del siglo XV. Está representada por un anciano de larga barba reclinado en la esfinge.
También en Italia estuvo difundido el culto de los ríos.
Jano y su hijo Fons o Fontus a quien se representaba el origen de todos los manantiales y ríos.
Siempre le acompañaba la ninfa buena llamada Iuturna.
En Roma varias fuentes llevaban el nombre de Fons o Fontus en homenaje a ese dios.
El agua de esas fuentes se usaba para sacrificios y para los enfermos por la pureza de su líquido.
Este es también el origen de la palabra fuente.
A los baños termales y medicinales se les dieron sentido religioso y sobre ellos se originan muchas leyendas.
Los baños de agua caliente estaban dedicados a Hércules.
Los de agua sulfurosa a Mefitis, y en otras regiones al mismo Apolo y a las ninfas Nitrodes.

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