domingo, 1 de agosto de 2010

Diana / Artemisa

Diana (Artemisa, en gracia), hermana de Apolo e hija de Júpiter y Latona, era considerada la diosa de la castidad.
No conoció las ansias del amor ni los goces del himeneo.
Júpiter la facultó para ser siempre virgen y le cedió sesenta ninfas del Océano para formar su cortejo con el cual se retiró a las selvas como diosa de éstas y de la caza.
Defendida por la corza Cerinea que siempre la acompañaba, y por sus ninfas, ningún hombre podía admirar su belleza.
Acteón, el intrépido cazador, que tuvo la osadía, la suerte y la casualidad de sorprender a la diosa en el baño, fue convertido injustamente por Diana en ciervo y devorado por la jauría de la diosa.
Igual que Apolo, su hermano, tiene diferentes nombres, se llama Diana o Artemisa en la tierra, Luna y Febea en el cielo y Hécate en los infiernos. Tenía además un gran número de sobrenombres según las cualidades que se le atribuían, las comarcas que parecía que ella favorecía y los templos en que se la veneraba le daban otros nombres siempre con sentido de gratitud.
Cuando Apolo, es decir el Sol, desaparecía del horizonte, Diana, es decir, la Luna, resplandece en el cobalto de los cielos, acariciando con su discreta luz a los enamorados, a los poetas, a los mochuelos y a los gatos, y a todos aquellos que llevan con amor y alegría el amor por la noche y se dejan subyugar por ella.
Estas dos divinidades tienen funciones distintas pero semejantes. Alumbran al mundo alternativamente. En esto reside su fraternidad.
Apolo es celebrado por los jóvenes y Diana por los coros de muchachas.
Diana es una diosa grave, severa, cruel y vengativa.
Procede sin piedad contra los que provocan su resentimiento.
No vacila en destruir sus mieses y ganados. Humilla y desparrama epidemias haciendo morir a los hijos de los que odia y no aman sus dones.
Era una hábil cazadora, sus flechas daban siempre en el blanco y eran mortales para quien las recibiera.
Alternaba su pasión por la caza con la que sentía por el canto, entonando, acompañada de sus ninfas, las más bellas canciones.
Era una virgen impasible e inclemente. Pero, como ni los dioses inmortales pueden escapar a la magia del amor, Diana se enajenó de la belleza de Endimión.
Endimión era nieto de Júpiter y logró que del Olimpo le concedieran la singular e inteligente concesión de un sueño perpetuo. Siempre joven, sin sentir las molestias de la vejez, las chinchorrerías de las gentes y las necesidades de la subsistencia. Sin necesidades naturales, ni escatológicas ni de las otras, Endimión logró su Nirvana. Pero en la Mitología todas las cosas tienen una razón perfectamente humana; ¿Cuál es el desenlace de Endimión y Diana? Ella lo visitaba todas las noches, mientras él dormía en su gruta del monte Latmos, en Caria ¿Este mito es únicamente poesía?
A Diana le estaban consagrados la cierva y el jabalí.
Se le ofrecían en sacrificio las primicias de la tierra: ciervos blancos, bueyes, carneros y algunas veces, según los pueblos víctimas humanas.
Su templo más célebre fue el de Efeso; durante doscientos veinte años toda Asia ayudó a construirlo, adornarlo y enriquecerlo.
Este templo sufrió a través de la historia de los hombres muchas devastaciones or las enormes riquezas que encerraba. Fue destruído y reconstruido siete veces. Sufrió dos incendios, el primero por las Amazonas y el segundo por Eróstrato la misma noche en que nació el complejo Alejandro, hijo de Filipo. En el año 263 el emperador Galiano lo destruyó definitivamente.
En Roma, antes de ser adornada junto a Apolo como la Artemisa griega, Fue Diana una diosa nacional de Italia, compañera de Jano, llamada Ianas, que unido a Dea (diosa) formó Diana.
Muchas eran las fiestas dedicadas a esta diosa.
Las llamadas “artemisas” se realizaban en las ciudades de Grecia.
En las colinas de Roma había bosques y santuarios consagrados a Diana.
En Hemeroscopio, ciudad situada en donde hoy se levanta Denia, hubo un famoso templo muy concurrido y venerado en todas las comarcas meridionales en que se adoraba a Diana.
El tipo arcaico de Artemisa es el de una virgen de bello rostro y talle robusto cubierto con larga y holgada vestidura.
Su carácter de diosa lunar está indicado por la media luna y estrellas que adornan su frente.
Concebida siempre como virgen cazadora, por lo regular se la ve acompañada de un hermoso cervatillo y también la pintan y la representan en actitudes y lances de caza.

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